El US Open de 1983 fue el primer de los cuatro Grand Slams que se llevó en suelo americano la tenista checa Martina Navratilova a sus vitrinas tras vencer a su oponente Chris Evert por 6-1 y 6-3.
Sin embargo, en aquella edición sucedió la mayor remontada que se recuerda en la historia del tenis, cuando la estadounidense Barbie Bramblett superó a su compatriota Ann Hulbert.
Barbara Christine Bramblett (Houston, 1964) es un nombre que no encontrarás en ningún libro de tenis. Su título en la Orange Bowl sub16 de 1980 presagió una carrera que nunca llegó. Se hizo profesional con 18 años y se retiró a los 21, compitiendo solamente durante tres temporadas donde llegó a ser #60 del mundo. Sus mejores resultados fueron unos cuartos de finales en Tokyo (1982) y en Miami (1984).
Eso sí, le dio tiempo a firmar una de esas victorias míticas, un triunfo que fue ganando dimensión con el paso del tiempo. ¿Cómo fue aquello?
Pues bien, en la segunda ronda previa al cuadro principal, Bramblett, con entonces 18 años, se encontraba perdiendo el encuentro de manera incontestable. Matemáticamente era imposible estar más por debajo en el marcador: 6-0, 5-0 y 40-0. Sin embargo, tras defenderse de 18 bolas de partido en su contra, consiguió darle la vuelta a la situación y acabó por llevarse el duelo.
Desde entonces sigue siendo la mayor remontada de este deporte y que la protagonista recuerda “como un milagro” cuando es preguntada por ello. “Obviamente, pensé que el partido estaba terminado, me sentía muy avergonzada”. En ese momento comencé a buscar efectos con la pelota y mi juego mejoró milagrosamente. De verdad, fue un milagro, literal. Cada pelota que golpeaba terminaba cayendo en la línea, no podía creer lo que estaba sucediendo. Una hora después había ganado el partido, diría que fue el destino”, señalaba la ganadora en una entrevista posterior al partido.
Una pena que aquello no tuviera ninguna repercusión, ¿te imaginas algo así en la actualidad?
En redes sociales no se hubiera hablado de otra cosa durante semanas sino meses.
Barbie Bramblett apenas pudo cumplir sus sueños como profesional, ni siquiera pudo celebrar una simple victoria en Grand Slam: 0-7 en singles, 0-4 en dobles y 0-1 en mixtos. Pero había algo que sí se le daba bien, las remontadas. En 1984, en la Qualy del Avon Futures de Nashville, la estadounidense subió su propia apuesta salvado ¡20 bolas de partido! ante Kathy Holton, cuando perdía por 6-1 y 5-0.
¿Otra vez el mismo desastre? No, otra vez la escalada inverosímil: 1-6, 7-5 y 6-0.
Aunque esta actuación no diera tanto que hablar como la anterior, sí bastó para etiquetar a Barbara como la mujer de las victorias imposibles.
Una pena que a los 21 años se quedara vacía, sin energía ni alicientes para mantenerse en activo. ¿Qué es lo que ocurrió?
“Estuve sola la mayor parte del tiempo, sin padres ni entrenadores. Viajé sola por Europa y Asia durante meses. Me faltó apoyo, era muy joven y no estaba preparada para entrar en la gira profesional. No había nadie en el vestuario con quien pudiera hablar de las derrotas, además me faltaban muchos conocimientos de tenis. En aquel momento no tenía tiempo para aprender y comprender este deporte”, explicaba en una entrevista en 2021.
Y aquí es donde quiero hacerte una nueva pregunta ¿hasta dónde crees que hubiera llegado esta deportista si hubiese contado al menos con la ayuda de un profesional con quien compartir sus miedos y poder seguir creciendo como tenista, como hacen prácticamente todos los tenistas profesionales en la actualidad?
A pesar de su popularidad actual en los deportes de élite, el coaching sigue siendo ciertamente desconocido para el gran público, a pesar de disponer de multitud de especialidades como el coaching personal (lifecoaching), ejecutivo, deportivo, equipos, educativo y otros muchos.
¿Cómo resumir lo que es concretamente el coaching?
Obviando las definiciones que organismos internacionales como la de la ICF (International Coaching Federation), las cuales puedes encontrar en internet de manera casi instantánea, te diré que para mí el coaching es: una disciplina, un arte y una filosofía, que tiene sus propios métodos, fundamentos, técnicas y procedimientos, que requiere del desarrollo de ciertas competencias y habilidades por parte del coach, para acompañar al cliente (que no paciente) en su proceso de crecimiento y en el camino por alcanzar sus propias metas.
¿Cómo se traduce esto en la práctica? ¿Qué te ofrece el coaching?
· Acompañarte a conseguir algo, un objetivo (estar mejor con mi pareja/padres, desarrollar mi empatía, etc.)
· Una invitación a explorar tu interior.
· Un proceso de transformación/entrenamiento personal y confidencial donde la transformación procede de tu propio aprendizaje y cuyo objetivo es desarrollar tu potencial en un marco de conversaciones poderosas.
¿Qué no puedes esperar del coaching?
· No es una ideología, sino más bien un método basado en procesos de relaciones humanas que permite trabajar con las personas independientemente de su credo, religión o filosofía.
· El coach no te enseña, eres tú quien aprende sobre ti mismo y las sesiones de coaching se enfocan hacia tu autodescubrimiento, enmarcándose dentro de los factores motivadores del ser humano: la autosuperación y la autorrealización.
· No es para ti si no quieres o no te comprometes con tu proceso. Nadie puede ser ayudado si no acepta la ayuda que se le ofrece. Tampoco tiene aplicación si existen patologías mentales de cualquier tipo.
Así que, si en algún momento de tu vida piensas que un partido es imposible de ganar, recuerda a Barbie Bramblett, la mujer que estiró hasta el límite la primera ley no escrita del tenis: Hasta la última bola, todo es posible.
Y recuerda también no desactivarte como ella por no saber o no poder encontrar apoyos cuando los necesitó.
Estoy aquí para ayudarte a conseguir tus metas.
Te espero.