Cuestiones sobre la vida y la muerte

Resumen:

Hace unos años sufrí un episodio tremendamente cercano a la muerte. Este hecho provocó en mí un proceso de completa transformación interior. Es por ello que con este post quiero honrar de alguna manera aquel momento.

1

Nuestra muerte debería ser tan natural como nuestra propia vida, pero nos genera una suerte de crisis existencial. Nadie quiere morirse, pero en nuestra sociedad no se habla directamente sobre ella y, aun así, toda filosofía a lo largo de nuestra Historia nace a orillas de la muerte.

Cuando muere alguien muy cercano, uno se plantea las preguntas esenciales: de dónde venimos, a dónde vamos, qué sentido tiene la vida y un largo etcétera. En la naturaleza, el resto de los seres vivos solo conocen plenitud (vida) o muerte. En cambio, en la gran mayoría de los casos, el ser humano ha de pasar por un estado de decrepitud física y mental antes de fallecer, lo cual le obliga a transitar por un espacio de incertidumbre donde surgen replanteos acerca de lo que ha sido su vida.

Todo pasa en un instante, hoy tienes y mañana no, hoy estás y mañana no. A veces, yo diría que demasiado a menudo, hacemos las cosas de manera automática, por rutina, por cumplimiento, por necesidad, sin sentir la vida, los abrazos, las caricias, los besos, las risas.

El gran descubrimiento es que cada día que te levantas es una página en blanco en la que tienes la potestad de hacer uso del poder de tu mente e imaginar que puedes volver a ver a las personas que te rodean como si fuera la primera vez que las ves, sin prejuicios, sin expectativas, sin suposiciones.

Da igual lo que pasó ayer, da igual lo que pueda ocurrir mañana, la vida es hoy, es ahora. Esto no implica necesariamente que debas lanzarte alocadamente a una carrera de experiencias vitales.

No debes olvidar ser ecológico en todas tus acciones, es decir, que no te dañen a ti ni causen daño a los demás. Tampoco significa que dejes de tener un plan para el posible día de mañana.

Hace unos años se puso de moda el slogan “Piensa en global, actúa en local” para potenciar los comportamientos ecológicos. Ocurre algo muy parecido con lo que intento transmitirte. Vive con intensidad la variedad de cada momento de tu vida, descubriéndola a cada paso y a la vez proyectándote hacia el futuro.

El peligro aquí reside en vivir instalado en la continua necesidad de la búsqueda de novedades.

Todo proceso originado en una necesidad acaba tarde o temprano transformándose en cierto grado de obsesión, acompañado de adicción y dependencia que te hará perder el foco de tus proyectos importantes.

Abre el presente, el regalo cada día, ábrelo con entusiasmo, con una sonrisa, con amor, con risas.

Lo único que te llevas de esta vida es lo que vives... Así que vive todo lo que te quieras llevar.

En coaching al finalizar una sesión decimos ¿Qué te llevas de esta sesión?

Pues cuando finalices este post pregúntate, ¿Qué me llevo de esta vida hasta ahora?

Para que algo se vuelva importante necesitamos percibir que no lo tenemos. Es hasta cierto punto lamentable, pero es así.

Normalmente el último viaje llega sin avisar, sin prepararnos, sin decidirlo, al menos conscientemente.

Y nos vamos sin un adiós, sin un abrazo, sin un «te amo», sin un «perdóname». Mientras vivimos realizamos viajes, hacemos planes, pero nunca pensamos en el último viaje, que llega cuando menos lo esperamos.

Desperdiciamos la vida corriendo tras muchas cosas, acumulando bienes y apegándonos a todo, cuando sabemos que nada nos llevaremos. A veces salimos de casa dando un portazo sin pensar que quizá sea nuestro último adiós o nos acostamos enfadados sin un beso o un «buenas noches», sin saber si volveremos a ver a esa persona una vez más.

Bronnie Ware es una enfermera australiana que recopiló los relatos de aquellas personas que se acercaban a su final vital. Esto le permitió detectar una serie de patrones acerca de aquellos puntos comunes que se repetían en dichos relatos relativos a las principales causas de arrepentimiento en el lecho de muerte:

1 - Vivir la vida que los demás quieren en lugar de la que uno realmente quiere

2 - Desearía no haber trabajado tan duro

3 - Desearía haber tenido el valor de expresar mis sentimientos

4 - Ojalá me hubiera mantenido en contacto con mis amigos

5 - Me hubiese gustado ser más feliz

Para ser más feliz tienes que empezar cambiando las acciones que realizas con más frecuencia, porque son estas actividades las que determinan tu estilo de vida. Son tus hábitos los que tienes que cambiar, no las acciones ocasionales e infrecuentes.

La cuestión final a este respecto es: ¿la vida eterna sería realmente algo bueno?

Según algunos expertos, aceptar nuestra propia mortalidad podría ser beneficioso porque nos ayudaría a disfrutar cada momento y también a motivarnos e intentar mejorar las cosas.

Para algunos teólogos, el amor solo tiene sentido si existe la muerte, puesto que nos ayuda a entender lo efímero y a cómo tenemos que cuidarnos porque no siempre estaremos ahí.

Quizá la verdadera belleza del viaje, al fin y al cabo, es que tiene un final.

¿Qué podemos hacer para tratar de evitar en lo posible llegar a estos arrepentimientos postreros tan dolorosos?

La respuesta compleja y más larga es buscar el equilibrio entre las áreas esenciales de la vida, de lo cual hablo en mi libro Las seis áreas esenciales de la vida... (cuyos dos primeros capítulos te puedes descargar de manera gratuita en otro apartado de la web).

La respuesta más corta y más concisa se basa en dos pistas que te indico a continuación.

Una pista muy válida para saber si hemos alcanzado ese equilibrio es haber dejado una semilla en todas aquellas personas que han pasado por tu vida, a las que has amado y que consideras que ese amor ha sido correspondido, una semilla profunda de gratitud y afecto. ¿Y cómo saberlo?

Pregúntate ¿estoy en disposición de preguntárselo a esas personas y esperar una respuesta afirmativa? Si ni siquiera mantienes una relación de cercanía, la respuesta es obvia. Si aun teniéndola, no quieres o no puedes plantear esa pregunta, la respuesta sigue siendo la misma.

No es válido que tú te la respondas porque tu ego se encargará de ello. Solo los actos realizados por dichas personas hacia ti te mostrarán si realmente te amaron. Igualmente, solo los actos que hiciste por ellas podrán confirmar cuan profundo fue tu amor.

Otra pista te la dará tu propio interior. Hay muy pocas cosas a las que tu cerebro no puede engañar. La principal es tu autoconciencia, el juicio que te dedicas a ti mismo.

Si has logrado alcanzar un estado en el que tu conciencia está tranquila por dentro es que estás en disposición de expandirlo hacia los que te rodean.

 

Espero al menos haberte generado unos momentos de reflexión.

 

¿A qué esperas para regalarte la oportunidad de conocer tu interior?

Reserva tu sesión gratuita conmigo y descubre que puedes hacer desde ya mismo por acercarte a tus metas.

Te espero